Introducción

 

El comienzo del despertar público de los afrodescendientes en Chile data desde principios del 2000. La ciudad de Arica y el valle de Azapa fueron el escenario de una comunidad inquieta que se pregunta por su identidad; cuestionamientos marcados profundamente por la particularidad del color de su piel. Desde aquel momento, estamos frente a un proceso de “etnogénesis o reetnificación” (J. Bengoa, 2009), en el que dos hermanas, Sonia y Marta Salgado, unidas a un grupo no menor de personas comienzan la ardua tarea de dar a conocer al resto del país, como también en su región, la existencia de una cultura e historia negra que se había negado durante siglos.

 

Con el paso de los años, hemos sido testigo de la reconstrucción de una identidad afrochilena y de su constitución como grupo étnico en nuestro país. Ellos comenzaron a identificarse como descendientes de africanos, reivindicando el concepto[1], así esta comunidad se autoreconoce como un grupo étnico, siendo ellos quienes se autodefinen, construyen y aceptan, en pro de la pugna por sus derechos. Este importante proceso es llevado a cabo por los líderes de la comunidad afrodescendiente con el apoyo de organizaciones como “ONG Oro Negro”, “ONG Lumbanga”, “Arica Negro”, “Confraternidad de familias y organizaciones afrodescendientes de Chile”, “Alianza” y la “Asociación de organizaciones y comunidades Afro, Territorio Ancestral Azapa”, junto con otras que se han ido sumando. Estos diferentes bloques han empujado a los gobiernos regionales a hacer frente a sus demandas, anhelando lo mismo para/con el gobierno central. Tal como expone Marta Salgado:

 

“Nosotros como dirigentes de Arica tenemos planteado este año de cualquier forma llegar a la regiones con el tema político y con el tema de que las personas se organicen para poder potenciar el proyecto con los senadores por regiones para que apoyen esta iniciativa y luego seguir trabajando: por ejemplo, pedir la creación de la mesa afrodescendiente en todas las regiones en el ahora Ministerio de las culturas, las artes y el patrimonio” (Octubre, 2017).

 

Este despertar devenido movimiento ha surgido pese al desconocimiento popular del fenómeno afrochileno y para asombro de todos aquellos que ignoraban su existencia. Esto puede provenir de diferentes ámbitos, y muchas veces está mezclada e intencionada por el racismo y xenofobia presentes en el territorio chileno. Más aún en la zona norte del país, luego de la anexión de Arica a Chile por la Guerra del Pacífico y el posterior proceso de chilenización vivido en esa región (Alarcón, J. Araya, I. & Chávez, N, 2016).

Lo cierto es que persiste al día de hoy escasa información, cuando no distorsionada, respecto a la cultura afro de nuestro país. En consecuencia y en contraposición con ese desconocimiento, este artículo intenta dar cuenta de al menos parte de las manifestaciones culturales típicamente afros y de los aspectos identitarios más relevantes que hacen a la comunidad. Con el fin de poder adentrarnos en el tema y conocer mejor a los afrodescendientes que habitan el norte grande del país, quienes hoy en día luchan por una ley de reconocimiento.

 

Algunas premisas

 

La población afrochilena se ubica mayormente en la comuna de Arica y en el valle de Azapa, pertenecientes a la XV Región. Según el censo preliminar del año 2013 ,realizado por el Instituto Nacional de Estadística, un 4,7% de la población regional se autodefine como “afrodescendiente”, estimando una población de 8.415 afros. El INE señala:

 

En términos de hogares se observa que existen 3.317 hogares con al menos un miembro que se reconoce como afrodescendiente, lo que corresponde a un 6,2% de los hogares de Arica y Parinacota. Por su parte, la composición sociodemográfica indica que la población afrodescendiente corresponde a 3.719 hombres y 4.696 mujeres equivalentes a un 44,2% y 55,8%, respectivamente. Respecto a su distribución según estrato, los resultados indican que la población afrodescendiente se ubica en un 89,2% en las zonas urbanas, equivalente a 7.503 personas y un 10,8% en zonas rurales correspondiente a 912 afrodescendientes” (2013: 14).

 

Estos datos revelan la existencia de los afrochilenos, considerando que el censo tuvo un carácter exploratorio y que abarcó sólo algunas localidades y barrios que los mismos afros señalaron. A pesar de esto, podemos advertir que existe una significativa cantidad de hogares que se constituyen por ellos, los cuales están ubicados mayormente en la ciudad.

 

Esta comunidad tiene diferentes tradiciones y costumbres culturales, entre las cuales destacan; las fiestas religiosas y carnavalescas como las Cruces de Mayo”, “Virgen de las Peñas”, “Pascua de Negros”, “Ño Carnavalón”, entre otras. Diferentes ceremonias, festividades y ritos, que para la comunidad afrodescendiente representan espacios de suma importancia pues marcan también lazos sociales y de parentesco.

 

También es importante destacar la música y el baile como medio de reconocimiento identitario y de visibilización pues existen varias organizaciones que realizan danzan al ritmo del tambor y otros instrumentos (ver entrevista a Sabor Moreno). Según el INE (2013) una de las principales características que les definen son los bailes que practican, esto se ha conformado en un distintivo de la comunidad, como forma de expresión cultural. Ello se representa en espacios de participación como las comparsas y/o en la fabricación de instrumentos. Este distintivo de comunidad generado por la práctica de la danza y la música afrochilena ha contribuido también a la propagación tanto de la información histórica respecto a la presencia afrodescendiente en el norte del país así como a la divulgación de las luchas políticas que han efectuado en pos del reconocimiento de su comunidad, en palabras del actual director musical de la comparsa Tumba Carnaval:

 

“Ahí fue cuando supe más aún del movimiento afro, lo que se quería lograr y rescatar con esto, que era más allá de participar en el carnaval. Es mostrar que los negros esclavos existieron y dejaron una descendencia, y esos éramos nosotros. Desde ahí fue que ya no me salí más del movimiento, lo amé más aún con las historias de mi abuelo. Espero algún día seamos reconocidos como afro descendientes. Por mi abuelo y por los de él” (Gersom Balcarce Santander, 2018)[2]

 

Otro espacio destacable es el culinario; el arte de los alimentos y la cocina es una de las principales características de autodefinición para la comunidad afrodescendiente chilena. Según INE (2013) un 10,1% de esta población señala que las comidas que preparan se posicionan como categoría de identidad, tal como: picante de mondongo, arroz moreno, picarones, entre otros.

 

Proyecto de Ley “Reconocimiento del Pueblo Afrochileno”

 

Según Marco Llerena, representante en Santiago de los afrochilenos, la lucha comenzó en los cabildos que se realizaban en el Consejo de la Cultura de los cuales participaba Sonia y exponía sobre el tema de la negritud chilena. Es así como en el año 2000 se llevó a cabo en Chile el “Seminario Regional de Expertos para América Latina y el Caribe sobre Medidas Económicas, Sociales y Jurídicas para Luchar contra el Racismo”, instancia en la que se buscaban instalar mejores prácticas y medidas adecuadas para luchar contra el racismo existente en el continente. Posterior a esto, las redes y organizaciones sociales que abordan estos temas se reunieron con delegaciones estatales para realizar la “Conferencia Preparatoria de las Américas Contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia”, organizada por las Naciones Unidas en pro de los derechos humanos, a la cual asistieron representantes afrochilenos y expusieron su situación de negritud (M. P. Espinosa, 2015). Esto sirvió como plataforma para la “Conferencia de las Naciones Unidas Contra el Racismo, la Discriminación y la Xenofobia” realizada en Durban, Sudáfrica, el año 2001.

 

Después de años de lucha, se logra presentar en la Moneda un proyecto de ley para reconocer a la comunidad afrodescendiente, Marco estuvo presente en aquel momento y señala:

 

Esto es un proceso de revitalización, como dicen las organizaciones, de puesta en valor, de revalorización de la identidad negra, que yo comparto absolutamente, me he dedicado de lleno con todo corazón y cariño, y de algún modo en nombre de mis abuelos, de mi abuelo Manuel, de mis tíos, de mi familia Azapeña[3]” (Marco Llerena, 2017).

Hace unos meses, la cámara de diputados aprobó con amplia mayoría el proyecto de “ley de reconocimiento del pueblo tribal afrochileno”. Un proyecto que surge desde las organizaciones y que tuvo el apoyo del diputado Luis Rocafull y Vlado Mirosevic, junto con la representación de Marco Llerena, entre varios otros.

 

Marta Salgado, exponiendo ante la Comisión de Derechos Humanos y Pueblos Originarios de la Cámara de Diputados, en el marco de la Moción de Ley de reconocimiento del Pueblo Afrochileno: ONG Oro Negro[4].

 

 

 

¿Y de qué se trata? Este consiste en primero reconocer y proteger la cultura afro como patrimonio, fortalecer y validar a las agrupaciones y organizaciones afro, ser incluidos en el convenio 169 de la OIT, estar presentes como variante en los próximos censos de la población, además de la integración en el sistema educativo donde se deberá dar a conocer su historia. El reconocimiento ya es importantísimo, pues Chile es uno de los pocos -sino el único- país en en América Latina que no reconoce a su pueblo descendiente de africanos. Por lo mismo, este proyecto de ley es un paso para el reconocimiento e inclusión, que ahora está en espera de ser aprobado por el senado.

 

 

 

 

Marco Llerena felicita y agradece al diputado Luis Rocafull, por su apoyo al Proyecto de Ley aprobado en primer trámite. Fuente: ONG Oro Negro[5].

 

 

 

 

 

 

 

 

Al mismo tiempo, Marco nos explica que lograron ser incluidos en el Censo, como una nueva categoría en la adscripción a algún pueblo originario. En temas de salud y educación se esperan también cambios, en este sentido la abogada Camila Rivera, del Colectivo de mujeres afrodescendientes LUANDA, nos detalla:

 

“Por ejemplo, en temas de salud sería bueno saber cuáles son las enfermedades a las que son propensas las personas afro descendientes y llevarlo a temas estadísticos, así este proyecto de ley obliga a los organismos del Estado que cuantifican a las personas y generan estadísticas, que incluyan la variable afrodescendiente. La ley permitiría implementar una institucionalidad propia también, es decir tener algún instrumento u organismo que pueda articular las políticas públicas y acciones afirmativas para los afro descendientes. Y lo más importante, creo yo: la educación. Incluir en las mallas educativas la historia y el aporte que han realizado nuestros ancestros y ancestras a la construcción y desarrollo del Chile que actualmente conocemos” (Camila Rivera Tapia, 2018).

 

Dentro de las iniciativas educativas que la comunidad afrodescendiente ha implementado, Marco Llerena nos comenta que junto con “Oro Negro” y un equipo audiovisual perteneciente a Cátedra Indígena de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, generaron unas cápsulas digitales sobre cuatro historias animadas para niños de primero básico de escuelas de Arica, con el objetivo de fomentar en la educación chilena enseñanzas sobre la cultura afrodescendiente.

 

“Ya lo terminamos con Marta Salgado y Oro Negro, para el tema del ingreso del tema afro a la educación chilena, un trabajo largo, 40 horas de reuniones con representantes de la comunidad, con antropólogos, sociólogos de la Universidad de Chile, de Santiago, estuvimos trabajando en Arica y creamos cuatro historias animadas para niños de enseñanza básica para las escuelas de Arica, eso es histórico!. Está bastante bueno el trabajo además con unos cuadernillos descargables para los docentes para que pueden hacer actividades a partir del material audiovisual” (Marco Llerena, 2017)

 

Todos estos son pequeños pasos a través de los que poco a poco las organizaciones se han hecho escuchar y han generado un diálogo con el Estado de Chile.

 

“Este tema de la ley, es fundamental, porque efectivamente el Estado Chileno nos ha dado un buen paso, el mismo Consejo de la Cultura crea un área de fondos para esto, el Ministerio de desarrollo social una mesa de trabajo con fondos y acciones, y también que la presidencia nos haya respondido positivamente a raíz del futuro CENSO son buenas señales, inclusive antes de la Ley nosotros pensábamos que sin reconocimiento legal, íbamos a tener muchas dificultades de que efectivamente pudiéramos avanzar políticamente y eso no ha sido así, ha avanzado en paralelo” (Marco Llerena, 2017).

 

El reconocimiento del pueblo tribal afrodescendiente ha pasado por una serie de gestiones de las organizaciones afrodescendientes, en distintos escenarios políticos y diplomáticos, así como una dinámica de gestión al interior de éstas:

 

“Todas trabajamos en el objetivo común que es el reconocimiento, la inclusión, la capacitación a los servicios públicos, todos tenemos claro eso y cuando hay que hacer frente común, se hace el frente común. Pero cada organización tiene sus propios objetivos, tareas y va aportando desde su incidencia. Por ejemplo, las mujeres que están más abocadas al tema de género, tanto en el área rural como el urbano, hacen su trabajo; las organizaciones artísticas hacen su trabajo; las comparsas, las cooperativas, los comités de allegados, todos hacen su trabajo. Pero al momento de tomar grandes decisiones, todos estamos juntos.” (Marta Salgado, 2017).

 

La afrodescendencia y su lucha no se agota en la posible y futura promulgación de la ley de reconocimiento de su pueblo, sino que esta misma ley trae aún más trabajo a las organizaciones afrodescendientes como lo son futuras leyes sobre la afrodescendencia y educación, salud, censo, patrimonio, territorio, entre otros más. A pesar de todo esto, de avances más que retrocesos, el proyecto de ley aún se encuentra en tabla en el senado, a espera de ser discutido en la comisión de derechos humanos y luego de su votación -se espera que esta sea positiva- se votará en la sala por todos los senadores.

“Para mí es importante ser reconocidos, más que nada, para decir ¡aquí estamos! ¡Existimos! porque en la historia se dice que los negros que llegaron como esclavos murieron todos (…) y eso es mentira ¡Yo soy uno, aquí vivo!” (Gersom Balcarce Santander, 2017)

 

“El primer objetivo que se ha perseguido desde el inicio del movimiento afrochileno (…) es visibilizar que en Chile siempre existieron personas descendientes de la diáspora africana producto de la esclavitud, y de este modo también vendría a visibilizar paulatinamente la historia negada por este país sobre nuestros ancestros y ancestras. El segundo beneficio sería el auto reconocimiento (…) La gente tendrá menos prejuicios y podrán sincerarse con su propia historia familiar, reconociendo que provienen de algún antepasado afro, también es válido para quien desee auto reconocerse (aunque existen varias interrogantes al respecto). Otro beneficio es que tendremos la posibilidad de exigir otro tipo de beneficios reparatorios (…). Por ejemplo, políticas públicas para que se enseñe la historia afro de Chile programas de salud, de vivienda de territorio ancestral, etc. Similares a los que existen en CONADI. Eso habría que ir viendo dependiendo de las necesidades del pueblo afrochileno” (Francisco Piñones Chávez, 2017).

 

Citas bibliográficas:

 

Alarcón, J. Araya, I. & Chávez, N. (2016). Identidad Negra en tiempos de chilenización: memorias de abuelos y abuelas afrodescendientes de Arica y valle de Azapa. Santiago: Andros impresores.

Artal, N. (2011). Á(f)rica: relatos y memorias afrodescendientes en Arica tras la chilenización y el conflicto entre Perú y Chile (1883-1929). Santiago: Universidad Santiago de Chile.

Bengoa. J. (2009). La comunidad perdida. Santiago: Catalonia.

Chávez, N. (2015) «Mujeres afrodescendientes de Arica y el valle de Azapa, raíces africanas en el norte de Chile». Tesis de licenciatura en Antropología. Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Santiago.

Espinosa, M. P. (2015). Afrochilenos en Arica: Identidad, organización y territorio. Revista Antropologías del Sur, (3), 175-190. Recuperado de http://www.revistaantropologiasdelsur.cl/wp-content/uploads/2015/07/afrochilenos_175-190.pdf.

Instituto Nacional de Estadísticas (INE). (2014) Primera Encuesta de Caracterización de la Población Afrodescendiente de la Región de Arica y Parinacota. Chile.

Salgado, M. (2013). Afrochilenos. Una historia oculta. Arica: Herco E

 

Notas

[1] Los afrodescendientes del norte del país, se autoreconocen con varios términos, entre ellos destacan: “negros”, “afrodescendientes chilenos”, “afrochilenos”, “afroariqueños”, “afroazapeños”, “azapeños netos”, “morenos”, “chimberos”, entre otros.

[2] Entrevista realizada por Paulina Torres, 2018.

[3] Entrevista realizada por José Rojas, 2017.

[4] Fotografías extraídas del Facebook de Oro Negro.

[5] Fotografía extraída del Facebook de Oro Negro.

 

 

Nicole Chávez González: Antropóloga de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Diplomada en Ciencias Políticas del Institut D’études Politiques de Rennes, Francia. Diplomada en Género, Desarrollo y Políticas Públicas de la Universidad de Chile.

Mail: nicolechg88@gmail.com

 

José Rojas: Investigador independiente, músico y coordinador de la web y la revista digital KURICHE, con estudios en Musicología de la Universidad de Chile y Licenciado en Teoría de la Musica dela misma casa de estudios.

Mail: joserojasnavea@gmail.com